El origami tiene asociadas innumerables competencias educativas:
– Ayuda a desarrollar las destrezas oculares, manuales y de motricidad.
– Inicia en el trabajo en tres dimensiones y refuerza la habilidad espacial.
– Estimula la formación integral y armónica de quien lo practica, desarrollando habilidades como la paciencia, la atención, la concentración, la disciplina, la capacidad de observación y la creatividad.
Los más pequeños aprenden a conocer el papel como materia prima, sus propiedades,
a distinguirlo y valorarlo. Sin otra herramienta que las propias manos, sin otro material que el papel, haciendo unos pliegues, se darán cuenta de todo lo que son capaces de crear.
La geometría y simetría que genera la papiroflexia son objeto de estudio por sus múltiples aplicaciones en áreas como las matemáticas, la ingeniería o la arquitectura, sin dejar de lado su valor como herramienta de enseñanza artística y estética.
Para realizar un origami solo se necesita un pedazo de papel. Su cuidadosa manipulación, sin embargo, abre un mundo de infinitas posibilidades y de ingeniosos resultados.